Relatos de mi padre
El brujo
Por Martha Cruz Avila
Cuenta mi padre que en una ocasión estaban reunidos varios amigos en la casa de uno de ellos al que le decían El Chaparro, tomando cerveza y jugando dominó y después de varias cervezas El Chaparro empezó a fastidiar a Pedro, a quien le decían El Brujo, preguntándole:--¿Es cierto que le haces a la magia?
--Sí, --le contestó Pedro muy serio.
--No te creo –le dijo El Chaparro–, se me hace que eres puro hablador.
Siguieron tomando, y El Chaparro insistía con Pedro:
--A ver, ¿qué saber hacer, brujito? Traerme mis cheves, ¿o qué?
El Brujo molesto le dijo:
--Ya cállate, Chaparro, porque si no, te hago cantar como gallo antes de la media noche”.
--Ay sí, mira que miedo --insistió El Chaparro–, ya sólo falta que me dés máiz a comer.
Seguimos jugando y tomando –contó mi padre– olvidando el incidente. Iban a dar las doce de la noche, cuando El Chaparro se levantó de su silla y se dirigió al patio. Pensamos que iba al baño, pero para nuestra sorpresa se trepó en una barda no muy alta y empezó a cantar como gallo, agitando los brazos como si aleteara. En ese momento empezaron a sonar las doce campanadas del reloj de la iglesia del pueblo. Nos miramos unos a otros y nos quedamos callados.
Esto –dice mi padre– no me lo contó nadie, yo lo vi.
1 comentario:
Esto me trae recuerdos de cuando estaba en Cuba y recibia por correo los folletos del Chile Acostado y luego La hija del Chile Acostado.
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